"La felicidad de las pequeñas cosas"

martes, 22 de abril de 2014

C. ALMENARA

La soleada mañana de primavera daba paso a unas atrevidas nubes. El viento mecía sin compasión las ramas de los arboles. Una pareja de patos había volado desde la espesura de su reserva a la almena de la muralla cercana.
Como improvisados vigías de los vehículos que pasaban a una mediana velocidad, oteaban el viento y su plumaje se movía como una cortina en un día de tormenta. Recorrieron sus posiciones varias veces. Y como si un superior les hubiera ordenado la retirada, de improviso abrieron sus alas y volaron hacia su cuartel, por donde sale el sol. Mirando ensimismada toda la acción, pensé, he tenido la fortuna de presenciar un hecho curioso gracias a la parsimonia del autobús y consideré que el día me había regalado una aventura inolvidable.

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